El pasado se vuelve terriblemente valioso cuando uno no sabe qué hacer con el presente o cuando no puede proyectarse en un futuro. Es decir, cuando no puede vivir las tendencias de su deseo.
Si uno tiene bien instalado su rumbo, el pasado deja de ser tan importante. Esto pasa tanto en las vidas personales como en las vicisitudes sociales.
La melancolía y muchas de esas cosas que deberían tratarse (terapias, medicaciones) son asi consideradas perspectivas profundas cuando son más bien síntomas de falta de vitalidad.
Conocer la historia es lindo, claro, pero sirve si es un disfrute presente, si ayuda a proyectos que tienden al futuro, no si es tomada como clave para orientarse.
jueves, 18 de septiembre de 2008
El valor del Pasado. Alejandro Rozitchner
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario