jueves, 18 de diciembre de 2008

El poder masivo del hombre, diseminado en todos los individuos

Recuerda en primer lugar que has nacido hombre.
Aun si no creyeres que estás hecho a imagen y semejanza de Dios, has de admitir que tu suerte es inestimable.

Tu suerte podría haber sido la de una culebra que se esconde en el barro, la de un topo que horada las tinieblas
(…) Tú eres en cambio un hombre, un ser vertical que mira al cielo, iluminado por el espíritu, capaz de ser purificado y redimido por el mismo dolor
(…) Tú eres, aun cuando nada poseas, condómino de un planeta.
El viento es servidor tuyo, el fuego es tu esclavo, la fuerza de las aguas te da luz y calor, el rayo te obedece.

Tú recorres con la luz del intelecto y de la fantasía el firmamento infinito, nombras y mides a las estrellas, disciernes el misterio de los gérmenes, disuelves el átomo.

Posees el lenguaje articulado que te embriaga con las invocaciones de David, con los coros de Sófocles, con los vuelos de Platón, con los cánticos de Francisco, con las visiones de Dante, con las desesperadas dialécticas de un Rousseau y de un Kierkegaard, de un Dostoievsky y un Nietzsche.

El verbo es tuyo, y lo puedes transmitir mediante signos y sonidos.
Eres mortal como las acémilas del campo, pero sólo para ti resplandece la esperanza -que para muchos es certeza- de la final victoria sobre la muerte.

Tú eres, aun en la cárcel de la carne y del tiempo, larva impaciente de Dios.

el calor nos acompaña como un estado de ánimo...

Vieron?
Dicen que la compañía de otras personas de hecho nos afecta en nuestra actitud y conductas.
No sentimos mejor o peor según nuestro entorno o según lo que represente una noticia o información que pueda modificar nuestro momento.

Algunas personas cuando participan en un espectáculo se sienten estimulados, excitados y de algún modo demuestran su euforia como no lo harían sin el entorno que encuentran en un evento.
Alegría, pasión, aturdimiento, no necesariamente todo junto.
Pero es cierto aquello de que la empatía con las personas que nos rodean, que muchas veces tomamos como ejemplo para actuar de acuerdo, nos potencia.

Quien se mantiene aparte - por el contrario - que acompaña al espectáculo o evento tímidamente no logran empatizar, recibir el estímulo de los otros asistentes y sus vivencias de satisfacción son más pobres.
El que disfruta también de ver disfrutar a los otros participa mejor de los eventos, su vida se desliza hacia donde va el sentimiento masivo.

Aquí se bifurcan los caminos, se distancian las categorías... ¿qué es más valioso el sentimiento individual, solitario o el sentimiento que se disfruta en contacto con otras personas?
Que cada uno elija el que quiera, pero viviendo en sociedad es bueno poder participar de convocatorias compartidas.

Y aquí tal vez algo gracioso:
cualquier evento en el que participemos... cuando está inundado de calor climático nos provoca como un aletargamiento que nos exige ralentizarnos para soportar el embotamiento, en una acción pausada tal vez como si esto fuera necesario para que nuestra circulación sanguínea pueda seguir corriendo en nuestras venas y arterias y seguir adelante con los procesos vitales.

Cual es la gracia... que el fragor nos frena. Y también su opuesto el frío extremo.