martes, 16 de diciembre de 2008

Se puede estar en contra de las Fiestas de Fin de Año?

El otro día una amiga - que participa en Facebook como yo - me envió una invitación para incluirme en un grupo, cuyo nombre era parecido a "no soporto las fiestas de fin de año".
Por suerte para desistir de participar en una cosa así, no es necesario hacerlo en forma muy ostensible, no es que le tocamos la puerta de la casa a nuestra/o amiga/o y mirándole fijamente a los ojos le decimos "¡te odio, me parece espantosa tu propuesta, no voy a participar!".
Uno clickea simplemente en "ignorar" y nuestra vida continúa y fluye y podemos seguir con nuestros pequeños placeres.

Pero hay acciones mucho más participativas en las que uno tiene que tomar la decisión de bregar, activar, manifestar
y en todo aquello en que no acciona... uno va perdiendo en contiendas que se presentan en forma casi cotidianas
pues los gobiernos nos van tejiendo confabulaciones y llevando de muchos modos a situaciones de "contra la pared" e instantes después... ya hemos perdido algún derecho en una instancia en la cual hasta hace un rato lo teníamos.
"Vole pacem, para bellum" (uole paquem para belum: "si amas la paz prepárate para la guerra") es una antigua frase latina que nos clarifica que si queremos defender algo...debemos hacerlo preventiva y activamente.

La situación que vivimos y en la que participamos de "campo versus gobierno" fue un ejemplo claro de la unión de individualidades que identificaron que lo que estaba en juego eran condiciones confiscatorias y que esta situación (de acosar a nuestros derechos en forma cotidiana) estaba instalándose para las demás instancias de la vida cotidiana: (como decía B.B. después vendrán por mí)
¡había que defender nuestros derechos de allí en más!
pues la actitud conquistadora y expropiadora por parte de la cúpula gobernante continuaría sobre otras instancias... siempre bajo la figura de "proteger algunos derechos de algunos damnificados" o de "mejorar alguna condición de las reglas de juego espontáneas de la sociedad" por medio de alguna clase de estatización.

Casi ninguna sociedad está preparada para la "alerta permanente" (salvo en situación de guerra y simplemente para tomar las armas o esconderse)
que nos imponen en esta situación en que nuestros derechos nos piden que los defendamos,
pues tenemos en frente (en oposición al modo cotidiano de vida) a un grupo de personas que están generando planes e intentando modificar las reglas de juego de nuestra comunidad en una actitud "subversiva" contra nuestras vivencias cotidianas.

Son especialistas - los funcionarios, en muchos casos desde su especialidad de profesionales de la ley - en buscar los resquicios, excepciones y coyunturas que les permiten las leyes para insertarse en ellas y modificarlas.

Juegan con los vocablos en su favor, modifican las condiciones para desviar el curso de la vida de nuestra comunidad (como se hace con los ríos mediante tajamares o diques).
Apelando a trucos legales que tienen más en cuenta a los plazos, condiciones, oposiciones y excepciones
que a los reales fundamentos de los derechos en defensa de la sociedad.
Sus conclusiones y decisiones tienen por objetivos administrarnos a los grupos humanos como si arrearan ganado (individuos sin derecho a oponerse o como si fuéramos individuos o comunidades sin derechos).
Es duro sentir eso.
Que toman decisiones en que nos comprometen y comprometen nuestro patrimonio como Nación y como Pueblo, para sus fines de "una pequeña mordida aquí o allá". Que hipotecan nuestro presente para generar compromisos en proyectos administrativos faraónicos sin que quede nada como obra concreta (u obras innecesarias o mal evaluadas) más que la deuda para los futuros ciudadanos, o los sobrevivientes de la sociedad.

Aprovechan aquella máxima de que "los estados no quiebran" (pues se les refinancia la deuda) pero a los funcionarios tal estrategia de contratar empréstitos y obras públicas les ha servido para recibir algunas "comisiones"
al participar en la generación de una "obra que puede solicitar crédito, que puede recibir dinero y que puede ser mal administrada para que siempre se caigan monedas en favor de los administradores de turno".
Cuántas veces en antiguos periódicos hemos leído "¿Hasta cuándo?" en referencia a una u otra cosa que no funcionaba bien, o en que había corrupción, dolo, delincuencia, violencia.
Y estamos indefensos ante el modus operandi de los administradores y manipuladores de la voluntad social.

No hay comentarios: